A tan solo dos horas de Bogotá, se encuentra El Valle de Tenza, lugar que ofrece un clima perfecto todo el año y que ofrece experiencias de alojamiento rural y gastronómicas únicas, con pueblos tradicionales y la posibilidad de hacer deportes de aventura en paisajes con la vista más espectacular de un embalse en medio de las montañas del país.
En esta zona llena de hermosas montañas, cielo azul en enero y lluvias en Julio, también se pueden encontrar delicias típicas como mogolla guayatuna, chicharrón de cuajada, chirimoyas, carne al caldero, queso de hoja, pasteles de arracacha, habas y guatila que son hechas por sus habitantes que dicen palabras como: “chino”, “ole plago”, “deje de andar tontiando”, “suba la vaca pa’rriba” y más.
Aunque es un destino atractivo y bien conectado aún es poco conocido, pero es asombroso para pasar un fin de semana. Además, el costo de vida, los paisajes, la cultura, la seguridad, las velocidades de internet de banda ancha y la cercanía con ciudades como Bogotá y Tunja lo han hecho un destino ideal para los nómadas digitales ya que tiene un ambiente tranquilo e inspirador.
Como lo expresan en Luciana Cabañas, que recibe nómadas digitales de la India, Irlanda, Hungría, Japón y otros países, aquí los viajeros se adaptan al ritmo y la forma de vida de una región que, en medio de sus montañas empinadas no quiere cambiar a la vida rápida de las grandes ciudades como Cartagena o Medellín, famosas porque son muy apetecidas por este tipo de turistas.
Foto Luciana Cabañas
Al final, ya no se trata de un turismo de masas, sino de que sea una experiencia de viaje de sencilla, sin afán no importa si llegan en pareja, familia o solos, porque lo que realmente quieren es una experiencia genuina que incluyan el no hacer nada y disfrutar del silencio de un paisaje que no encontrarán en sus países de origen.
Imagen portada: Foto tomada de El Espectador
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