El huracán Iota ha dejado una profunda marca en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, afectando severamente la economía de la región y poniendo en peligro los esfuerzos de recuperación que ya habían sido afectados por la pandemia.
En 2019, el Producto Interno Bruto (PIB) de esta zona alcanzó los $1.6 billones, una cifra que representa menos del 0.2% del PIB total del país. Sin embargo, más del 57% de la economía de la región depende del turismo, un sector que ya estaba afectado y que ahora se ha visto aún más golpeado por el huracán Iota, poniendo en jaque más de la mitad de la economía local y generando un desempleo superior al 16%.
Durante los meses de septiembre y octubre, parecía que la situación mejoraba, con el regreso de los turistas a la región. En esos dos meses, el Archipiélago recibió más de 92 mil visitantes extranjeros y 16,580 turistas locales, de los cuales 14,351 se registraron solo en octubre. Las expectativas para finales de año eran positivas, pero los daños causados por el huracán han puesto en espera todas estas metas.
«La situación es crítica. Tenemos más de 200 hoteles afectados, algunos totalmente destruidos en San Andrés. La recuperación será extremadamente compleja. Hemos retrocedido a cero. Alrededor de la isla, más de 150 establecimientos de alojamiento han sufrido graves daños, y aún falta evaluar la situación en Providencia. Esto, sumado a la pandemia, nos deja en un estado crítico», comentó Jennifer Yepez, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio del Archipiélago.
En Providencia, la situación es aún más compleja. Según el alcalde Jorge Gari, más del 98% de la infraestructura de la isla ha resultado afectada por el paso del huracán. Según cifras de la Cámara de Comercio, entre las dos islas hay más de 1,500 establecimientos de hotelería y alojamiento, y actualmente más de 400 de ellos presentan daños.
El impacto en el sector turístico ha generado un problema grave de desempleo, ya que el comercio no está funcionando y el turismo, que es la principal fuente de ingresos, no se recuperará a corto plazo. «¿Quién querrá visitar San Andrés en estas condiciones? La reactivación debe generar empleo e ingresos para la población. Necesitamos un plan de emergencia en el que la reactivación económica sea la clave», comentó Cecilia López, exministra de Agricultura y Medio Ambiente.
Otro desafío que enfrentan las islas es su dependencia de las importaciones de alimentos. Los principales productos agrícolas cultivados en la región son la caña de miel (23.8%), el plátano (23.6%), el coco (17.4%) y la sandía (48.3%) como cultivo transitorio. Sin embargo, los productos agropecuarios representan menos del 5% del total de las exportaciones.
«San Andrés no es autosuficiente en términos de alimentos, dependen en gran medida de las importaciones de países del Caribe y de la costa. La región necesita abordar esta problemática», añadió López.
En cuanto al comercio, durante 2019, el Archipiélago exportó principalmente maquinaria, alcanzando un total de US$10 millones. Hasta agosto de 2020, la cifra ascendió a US$20 millones, especialmente en el sector industrial.
En términos de importaciones, según el Ministerio de Comercio, en 2019 la cifra fue de US$8.8 millones, destacando las embarcaciones y otros artefactos flotantes con US$6 millones, instrumentos y material científico con US$1.6 millones, máquinas, aparatos y material eléctrico con US$300,000, y perlas finas con US$200,000.
Hasta septiembre de este año, las importaciones alcanzaron los US$100,000, con US$24,900 en productos textiles, US$20,400 en tejidos de lino, US$8,700 en bordados y US$8,700 en preparaciones alimenticias.
Además de los impactos económicos, las problemáticas actuales también han puesto de relieve las deficiencias en servicios básicos como agua, alcantarillado e incluso atención médica.
Según el último informe del Dane, más del 85.4% de las viviendas en el departamento no cuentan con cobertura de acueducto ni alcantarillado. A esto se suma el crecimiento de la población, que representa un desafío para más del 57% de los habitantes actuales.
Todos estos desafíos deberán ser abordados por las autoridades y contarán con el apoyo del sector privado para lograr una pronta recuperación.
Las inversiones del Gobierno Nacional para enfrentar la crisis
El presidente Iván Duque ha enviado ayuda humanitaria a través de la Armada y el Ejército Nacional para ayudar a las familias afectadas. En términos de infraestructura, el Gobierno tiene previsto invertir más de $30,000 millones en el sistema pluvial de alcantarillado de San Andrés y otros $150,000 millones para reparar la infraestructura dañada en las zonas afectadas. La meta es completar estas obras en un plazo de 100 días.
El presidente Duque también anunció la llegada de 3,000 carpas para atender a las familias damnificadas. Estas serán distribuidas a través de un censo que se llevará a cabo próximamente. Además, Fernando Ruiz, ministro de Salud, ha coordinado la llegada de 12 profesionales de la salud de San Andrés y de otros médicos de la Cruz Roja para atender la emergencia. También se ha informado sobre el fallecimiento de dos personas.
Por su parte, Jonathan Malagón, ministro de Vivienda, ha declarado que el 100% de las viviendas ha sufrido algún tipo de daño, con un 80% de destrucción total y un 20% de daños parciales. Sin embargo, la próxima semana comenzará un proceso de diálogo con la comunidad para planificar la reconstrucción, que se espera finalizar antes de 2022. Malagón se ha comprometido a reformar el sistema de alcantarillado y acelerar los procesos de licitación para que las obras comiencen en 2021.
En cuanto al suministro de energía, Diego Mesa, ministro de Minas y Energía, ha afirmado que las tres plantas de generación de energía no han sufrido daños importantes. Se espera que una cuadrilla llegue hoy para restablecer las líneas y brindar un servicio parcial. Además, se utilizará una planta de 45 KV para abastecer al hospital de campaña que se establecerá en la zona. También se ha anunciado la implementación futura de paneles solares y baterías en las viviendas para generar energía, una vez que se hayan llevado a cabo las labores de rehabilitación.
En términos de comunicaciones, Karen Abudinen, ministra de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, ha informado que Providencia cuenta ahora con ocho teléfonos satelitales después de la destrucción de las redes. Además, se está avanzando en el proceso para la instalación de un nuevo cable submarino.
La recuperación de San Andrés y Providencia será un desafío importante para el país. Se requerirá la colaboración y el esfuerzo conjunto de las autoridades, el sector privado y la comunidad en general para superar esta crisis y reconstruir estas hermosas islas del Caribe colombiano.
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